Dios es Luz

Dios es Luz - Reflexión cristiana sobre la luz divina

Cuando uno es pequeño suele asustarse por varios motivos. Algunos de esos miedos desaparecen a medida que crecemos, pero otros persisten. Uno de esos miedos que todo niño puede haber experimentado, es el miedo a la oscuridad.

Muchos niños prefieren dormir con una luz encendida para evitar esos miedos, pero muchos otros (como yo) solamente intentábamos dormir cuando la luz se apagaba. Recuerdo un día de mucha fiebre en el cual la oscuridad me atemorizó tanto que tuve que tapar mi rostro con una almohada para intentar dormir.

Muchas veces ese temor se soluciona con la facilidad de una luz, otras tantas veces la luz no es suficiente sino que también necesitamos la presencia de un adulto que nos conforte y nos haga sentir seguros en medio de la noche. Alguien que sea más fuerte que nosotros y pueda protegernos en caso de que los temores de la noche aumenten.

Quizá has crecido sin estas posibilidades, ni un padre que te tranquilice, ni una luz que te ilumine. Pero en los Salmos encontramos una luz que está al alcance de todos. Una luz capaz de disipar todo miedo, capaz de disipar la oscuridad más densa. No solo eso sino que también encontramos a alguien más poderoso que cualquier amenaza, tan fuerte y luminoso que la oscuridad huye ante su presencia.

"Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?"
- Salmos 27:1

Jehová es esa Luz verdadera que alumbra a todo hombre, si él es nuestra Luz y nuestra Salvación, entonces esta pregunta se torna retórica ¿De quién temeré? Claro esto no elimina la oscuridad del mundo, sino que echa fuera los temores.

Asimismo, en lugar de tener un adulto a nuestro cuidado, tenemos una verdadera fortaleza para nuestras vidas, el Dios de Paz. La seguridad de un Dios más poderoso que cualquier cosa que osara enfrentarse a Él.

¿Entonces de quién temeré? ¿Quién me podrá causar temor?

Nuestro temor a la oscuridad está más que justificado, al perder nuestro sentido principal, dejamos de ver lo que tenemos delante, quedando expuesto a cualquier peligro que pudiera ocultarse en estas tinieblas. ¿Qué se oculta en la oscuridad? De manera natural asociamos la oscuridad con peligro, en la noche nos sentimos más vulnerables que durante el día.

Ante un corte de luz ponemos nuestra confianza en velas u otras fuentes de iluminación temporales, pero estos se consumen, estas luces dependen de un material a consumir, una vez consumido el combustible o la batería, la luz se desvanece, dejándonos como al principio.

No es así con nuestro Amado Salvador, él no es un fuego dependiente de ningún material externo, sino que Él mismo es la luz.

"Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él."
- 1 Juan 1:5

Observe la implicación: Dios no solamente es luz, sino que no hay ningunas tinieblas en él.

Las tinieblas, lejos de hacer frente al Dios de gloria, huyen ante la presencia de aquel que todo lo llena en todo. ¿Quién osaría acercarse con su cuota de oscuridad ante una fuente de luz que se mantiene sin consumir combustible alguno?

El propio Moisés presenció este evento con sus propios ojos, la zarza se quemaba: había fuego real, había luz, pero la zarza no se consumía. Es que la Luz de nuestro Excelente Dios no necesita de combustible alguno. Su luz es propia.

Ante esto digo como el salmista, Dios es mi luz ¿De quién temeré?

Aun cuando la noche acecha, y los enemigos son muchos, él es mi fortaleza.

"Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;"
- Salmos 23:4

Ni el valle, ni su sombra de muerte me causarán temor alguno, no por mi valentía ni por mis fuerzas, sino por Aquel que está conmigo.

Aquellos que comparten nuestra fe en Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos, los animo a que en los terrores de nuestras peores noches abramos nuestros ojos para ver y digamos Dios es mi luz, no hay tinieblas en Él ¿De quién temeré?

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